¿QUÉ ENSEÑAMOS EN LA ESCUELA?

En la escuela tenemos estudiantes curiosos que hace predicciones, infieren, hacen sus propias hipótesis, comprueba su capacidad para analizar, resolver, criticar son dueños de su aprendizaje.

Es meritorio y obligado trabajar la predicción e inferencias para enfrentarse al pensamiento crítico y autoevaluarse. Los estudiantes buscan un entendimiento de las inferencias que hacen y del grado al cual esas inferencias son claras, lógicas, justificables y razonables.

Evalúan hasta dónde los demás razonan y hacen sus propias conclusiones lógicas. Entienden que toda predicción resulta, no solo de la información, sino también de suposiciones que se encuentran en su pensamiento. Por tanto, ellos verifican las suposiciones cuando escribieron, evaluándolas para ver cuál fue el resultado luego de la experiencia.

Los estudiantes son capaces de enuncian, detallan y ejemplifican lo que hacen, no se puede juzgar, ni criticar sino se ha comprendido antes, por eso es importe su trabajo en aula, lograr la competencia de pensamiento crítico en el estudiante, evitar ponerlos a repetir o hacer lo que ya ellos saben.

Un estudiante con la capacidad de predecir es capaz de analizar, clasificar, descubrir, deducir, formular preguntas, generalizar ideas, hacer conexiones, razonar entre otras habilidades del pensamiento.

Es por ello, todo docente se debe saber, ¿qué sabe el estudiante? ¿Cómo es su autoestima? Su autoimagen. ¿Qué sabe del tema? Los estudiantes cuentan con estrategias, herramientas, recursos, habilidades generales tanto cognitivas, motrices, emocionales que le permitirán llegar a aprendizajes profundos.

Por un lado, es necesario cuestionarnos cuánto conocimiento, creatividad, imaginación y riesgo demuestra el docente antes de facilitar el aprendizaje. Tiene conocimiento al planificar estratégicamente una situación desafiante; para cuya solución se debe generar el concepto; creatividad, al proponer determinados materiales y prever otros ante eventuales respuestas que necesiten la reorientación del quehacer del educando; riesgo, al dejar su rol tradicional y atreverse a retar el pensamiento de sus estudiantes con situaciones motivadoras y pertinentes.